
Originaria de París, Marine participó en el campamento de verano como voluntaria junto a su hija de 12 años, Romane. Ambas quisieron compartir una semana de vida y juegos con los niños. Esta inmersión fue para ellas una experiencia rica en encuentros y aprendizajes. Al final de la estadía, Marine decidió comprometerse aún más y convertirse en la madrina de Marvin. Ella nos cuenta sobre esta aventura humana que marcó su verano.
¿Cómo viviste esta experiencia junto a los niños y el equipo?
Las lágrimas de miedo de mi hija el primer día y las mías de tristeza el último resumen bien las emociones que atravesamos.
Nuestros primeros pasos fueron intimidantes, pero poco a poco, apoyadas por el equipo y acogidas por los niños, encontramos nuestro lugar… ¡e incluso una nueva idea de taller!
¿Hubo algún momento que te marcó especialmente durante el campamento?
Durante el juego de búsqueda “Encontrar a Charlie”, me encontré con algunos libros para niños. Eso me recordó todas las historias compartidas con mi hija.
Entonces propuse hacer talleres de lectura en los tiempos libres: siempre había niños dispuestos a escuchar o leer conmigo. Su deseo de compartir me conmovió profundamente.
Al final de esta inmersión decidiste convertirte en la madrina de Marvin. ¿Qué motivó esa decisión?
Fue difícil irme sabiendo que hay tanto por hacer. Apadrinar a uno de ellos me parecía lo mínimo que podía hacer por ellos… y por mí. Fue mi manera de sentirme útil y tranquila en el momento de mi partida
¿Qué significa para ti el rol de madrina?
Es brindar a un niño recursos materiales para acceder a la educación, pero también un vínculo afectivo seguro. Simbólicamente, mi madrinazgo le dice a un niño: «Pienso en ti, incluso al otro lado del océano».
¿Qué le dirías a una persona que duda en comprometerse?
Muchas veces pensé en el apadrinamiento, pero temía que los niños no existieran realmente. En Ecuasol conocí niños de verdad, con historias difíciles, un equipo entregado y padres comprometidos.
Una mamá me confesó: «Ecuasol sostuvo a mi hijo después de un acontecimiento insoportable. Ahora, cuando está en casa, sonríe».
Agradecemos de corazón a Marine por compartir su testimonio inspirador y por ser ahora parte de la gran familia de madrinas y padrinos de Ecuasol.
Si tú también deseas apadrinar a un niño o una niña, encuentra toda la información en este enlace.